Cualquiera que se haya tenido que enfrentar a un divorcio no amistoso conoce la tensión emocional que genera esta situación y lo agrio que llega a ser el combate entre dos personas que hasta hace poco tiempo se querían y compartían vida, casa y familia. Es en este contexto que las entidades sociales en favor de la salud mental alertan de que se están produciendo casos en los que uno de los dos integrantes de la pareja usa los problemas de salud mental de su ex como arma para conseguir mejores condiciones en el divorcio y en el reparto del tiempo de crianza de los hijos. Las entidades y juristas recuerdan que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos. Y piden a los jueces más sensibilidad para no caer en decisiones injustas fruto del miedo o los prejuicios.

Source: www.elperiodico.com



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