Todo lo bueno está conectado. Hace ahora casi una década, George R. R. Martin escribía así en su blog sobre la traducción al inglés de ‘El problema de los tres cuerpos’, por entonces nominado al premio Hugo de 2015: “Este es un libro muy inusual, una mezcla única de especulación científica y filosófica, política e historia, teoría conspirativa y cosmología”. Sin acabar de adorarlo, admitía que merecía la nominación. Cixin Liu acabó convirtiéndose en primer escritor asiático en ganar el famoso galardón, lo que abrió el camino a nuevas traducciones al inglés de ciencia ficción china, muchas de las más brillantes a cargo de Ken Liu, quien famosamente mejoró la cronología de ‘El problema de los 3 cuerpos’ con el beneplácito del autor.
La traducción del libro a la pantalla se ha hecho de rogar. En 2015, año del Hugo, empezó a rodarse en China una adaptación al cine que nunca se completó. Hubo que esperar hasta principios de 2023 para ver una versión local en forma de serie, la misma que estrenó Peacock en Estados Unidos el pasado febrero en un claro intento de jugársela ligeramente a Netflix, que este jueves, día 21, estrena una lujosa adaptación en serie en clave global, desarrollada sobre todo en Reino Unido y no en China, con variaciones étnicas e inversiones de género que despertarán comentarios entre los más previsibles puristas.
La historia del proyecto
Por suerte para ellos, los creadores de esta versión ya están bien entrenados en el arte de aguantar según qué comentarios ajenos: el tándem formado por David Benioff y D. B. Weiss (aquí completado por Alexander Woo, cocreador de la segunda temporada de ‘The terror’) se enfrentó a un descontento bastante amplio por la recta final de una pequeña serie llamada ‘Juego de tronos’.
Su primera creación desde entonces vuelve a ser una gran apuesta de género, solo que orientada a la ciencia ficción dura en lugar de a la alta fantasía. “Después de trabajar diez años en ‘Juego de tronos’, estábamos cansados de los caballos, las espadas y los dragones”, dice Benioff en conversación con EL PERIÓDICO por videollamada. “Bueno, en realidad los dragones estaban bien, ya que los hacíamos en posproducción. Pero los caballos… Personalmente, les había cogido pánico al acabar de rodar la serie. Más de una vez pensé que algún actor se mataría a lomos de uno. Y de hecho, casi pasó más de una vez. Suerte de nuestra domadora Camilla Naprous”.
“El caso es que, a pesar de todo, queríamos hacer algo de género”, continúa Benioff. “Es algo que nos encanta. Te permite contar una historia épica que engloba a todo el mundo, en lugar de contar solo una historia estadounidense, o inglesa, o china. Pueden ser historias para el mundo entero. Y te permite abordar asuntos ligados a nuestra humanidad, al hecho de ser humano, a la vez que cuentas una trama increíble. Dicho esto, no fue hasta leer los libros de Cixin Liu que decidimos que este sería el camino”. Incluso antes de que ficharan por Netflix en 2019 (por 200 millones de dólares de nada), Peter Friedlander, Vicepresidente de Series Guionizadas para Estados Unidos y Canadá de la plataforma, les había sugerido echar un ojo a la trilogía.
Libertades a granel
Fue el propio Friedlander quien más adelante puso en contacto a los chicos con Woo, quien como guionista chino-estadounidense, debía servir como una especie de intermediario con la cultura del gigante asiático. Curiosamente, es él quien mejor defiende todas las libertades que se han tomado, incluyendo el traslado de elementos y personajes del segundo y tercer libro a la historia del primero. “Tomamos esa decisión –explica– porque las series de televisión se basan esencialmente en los personajes; por eso conectas con ellas, por eso quieres seguir viéndolas durante años. Tener a todos estos personajes desde el principio nos ayudaría a que el espectador desarrollara una relación con ellos. Podíamos hacer que sus caminos se cruzaran, o que desarrollaran relaciones e incluso sintieran cosas unos por otros. En los libros, muchos de estos personajes no interactúan en absoluto, pero para nosotros era importante que lo hicieran”.
En opinión de Weiss, no vas a conseguir cierta cantidad de tiempo del espectador si no logras que se involucre en las vidas emocionales de los protagonistas. Para defender su tesis se sirve de una obra maestra de una vaca sagrada: “‘2001: Una odisea del espacio’ es una de mis películas favoritas. Y no diría que ‘2001’ es particularmente buena en términos de personajes. No tengo muy claro quiénes son esas personas como personas, cómo son en sus vidas… Todas esas cosas que te invitan a hablar de historia de personajes. Y de acuerdo, no importa. Me dejo fascinar por otras cosas durante esas dos horas. Pero no creo que ‘2001’ funcionaría igual de bien durante cuarenta horas. Sería difícil de ver, aunque seguramente muchos fanáticos de Kubrick estarían en desacuerdo conmigo. Solo hay un gran personaje y ese es la máquina asesina”.
Sombras de ‘Tronos’
Aquellos que, como quien esto firma, disfrutaran del final de ‘Juego de tronos’, o sientan cariño por la serie a pesar de su cierta decepción, se alegrarán reconociendo a algunos rostros del clásico de HBO entre el rico conjunto de personajes de esta odisea de ciencia ficción sobre el enfrentamiento de la humanidad a una amenaza global. (Si quieren conocer mejor la trama, siempre pueden acercarse a la reseña adjunta, sin revelaciones que arruinen nada).
En la serie encontramos a John ‘Samwell Tarly’ Bradley como el niño grande Jack Rooney, uno de los Cinco de Oxford, antiguos compañeros de universidad que se unen para tratar de salvar el mundo; Liam ‘Davos Seaworth’ Cunningham como Thomas Wade, líder de la organización de inteligencia más secreta y sofisticada de la Tierra, o Jonathan ‘Gorrión Supremo’ Pryce como el magnate petrolero Mike Evans. Además, repiten el director Jeremy Podeswa, el director de fotografía Jonathan Freeman o el compositor Ramin Djawadi.
Sea como sea, ‘El problema de los 3 cuerpos’ es una serie muy distinta a su predecesora: no solo parte de un género diferente, sino que tiene sus propios juegos tonales, sus propias reglas narrativas y, sobre todo, un sentido del humor más subrayado. “Cuando hicimos ‘Tronos’ ya intentamos siempre que pudimos introducir algo de luz”, dice Weiss. “Es necesario hacerlo, sobre todo en un entorno de género. De lo contrario corres el riesgo de volverte opresivo. Y al final de un duro día de trabajo, nadie se sienta en el sofá para que le opriman. Bueno, quizá alguien sí [ríe], but not most people. If we chose this material it is because it gave us the option of including a lot of light. “It’s easier to include lightness in a, say, contemporary context than in a fantasy one.”
Filmar lo que no se puede filmar
Lo mejor que puede decirse de ‘El problema de los 3 cuerpos’ es que te enfrenta a lo nunca visto. Quizás lo hayas leído, pero no visto. Y las imágenes creadas están seguramente a la altura de las que aparecieron en tu imaginación. Es fascinante adentrarse, por ejemplo, solo por ejemplo, en el vasto mundo de realidad virtual del que hablaba Cixin Liu, que en esta versión más avanzada no requiere que los personajes se calcen un traje, ni usar navegador web, ni mucho menos registrarse previamente. Todo es más elegante y sinuoso. “Ahora mismo hay muchísimas cosas para ver. Nunca ha habido tantas series de televisión”, recuerda Benioff. “En este momento de nuestras carreras tenemos la posibilidad de manejar presupuestos importantes y crear algo que no hayas visto antes. Si lo que quieres es ver algo ya conocido, algo basado en una fórmula, tienes a tu disposición un montón de títulos. Pero a nosotros se nos contrató con otra finalidad: crear algo nuevo. Y ojalá lo hayamos hecho“.
Sin entrar en ‘spoilers’, diremos que tras la superficie fascinante de ‘El problema de los 3 cuerpos’ late, además, un fondo doloroso de preocupación por el desastre ecológico y de reflexión sobre la validez de los sistemas que hemos usado para instalarnos en este planeta. La citada amenaza global puede leerse como el cambio climático, como una metáfora alucinada de lo que espera a los bisnietos de nuestros bisnietos. Este equipo quiere cegarnos e iluminarnos a la vez.
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Source: www.elperiodico.com
