The leaders of the European Union had to undergo group therapy to digest Donald Trump’s victory. The session of coaching It served them to send the message to the world that this time the continent was prepared for a new mandate of the populist republican leader who, in the period 2016-2020, brought them upside down with his often unpredictable excesses. They now maintained that the strength of the economy and the reduction of dependencies allowed them to face new decisions such as the imposition of more tariffs. And the big concern was the withdrawal of support for Ukraine, but Trump has raised the stakes.

The fear of European governments fundamentally had to do with the fact that Trump’s affinity with Vladimir Putin would leave the Old Continent in a limbo of a security that it has always outsourced to the US. Hence, strengthening defense capabilities has become an obsession of the community club since the Russian invasion of Ukraine.

However, it is not that Trump is threatening to disengage from the defense of the European Union, but rather that even before returning to the White House he has questioned its sovereignty and territorial integrity. The president-elect of the United States has recovered his expansionist desires and has not ruled out the use of military force to take control of the Panama Canal and Greenland, a territory administered by Denmark.

“We need it for our national security objectives. “People have been saying it for a long time,” Trump said at a press conference at Mar-a-Lago. The same day, his son had traveled to the Arctic island. Trump’s (and the US’s) obsession with that territory goes back a long way.

Which a priori It seems like an eccentricity of Trump, who already talked about buying Greenland during his first term, has forced Denmark to respond, as well as the great European powers, France and Germany. “Any decision on the future of Greenland must be defined in Nuuk [la capital de ese territorio autónomo”, expresó la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. 

Perfil bajo de la alta representante 

El señalamiento de Trump se produce en un momento en el que la tensión entre Nuuk y Copenhague se ha incrementado por la cercanía de las elecciones en Groenlandia, que han reavivado el debate de la independencia. “Groenlandia pertenece al pueblo de Groenlandia. Nuestro futuro y nuestra lucha por la independencia son asunto nuestro. Aunque otros, incluidos daneses y estadounidenses, tienen derecho a opinar, no debemos dejarnos llevar por la histeria y las presiones externas que nos distraen de nuestro camino”, expresó el martes en Facebook el primer ministro, Múte Bourup Egede, que aseguró que trabajan “cada día” por ser independientes. 

El Gobierno francés es el que ha llevado la voz cantante frente al “imperialismo” de Trump. “Es americano, defenderá los intereses americanos, es legítimo; pero tenemos que estar preparados para defender los intereses europeos”, había dicho casi con carácter premonitorio el presidente francés, Emmanuel Macron. En su cabeza, no obstante, estaba la posibilidad de que Trump abandonara a Ucrania. Sin la ayuda de EEUU, en la UE son conscientes de que Kiev no tiene capacidad de mantener el pulso a Putin. 

“Está descartado que la UE deje a otras naciones del mundo, sean las que sean y empezando por Rusia, que ataquen sus fronteras soberanas. Somos un continente fuerte, tenemos que reforzarnos más, tenemos que despertar”, ha dicho ahora su ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot. 

“El principio de la inviolabilidad de fronteras está vigente para todos los países, da igual si están al este o al oeste. Todos deben cumplirlo, sea un país pequeño o una potencia muy grande”, advirtió el canciller alemán, Olaf Scholz, en una declaración televisada tras conversar con otros líderes europeos sobre este asunto que, según reconoció, ha causado “incomprensión”. 

Bruselas no quiere comparaciones con Ucrania

En defensa de Trump ha salido la primera ministra ultraderechista de Italia, Giorgia Meloni, que se está erigiendo en el nexo de la UE con la nueva Administración.  “Me siento en condiciones de excluir que en los próximos años Estados Unidos intentará anexionarse por la fuerza territorios que les interesen”, señaló Meloni, que explicó que son “las declaraciones de un gran líder” y no deben interpretarse como “reivindicaciones hostiles”, recoge la Agencia EFE. Según Meloni, las palabras de Trump se dirigen a otros “actores globales”, en referencia a China, que tiene intereses tanto en Groenlandia como en el Canal de Panamá. 

A la Comisión Europea le ha pillado la provocación con el pie cambiado en un momento en el que el gobierno comunitario no quiere enfadar al magnate, que ya ha amenazado con recrudecer la guerra comercial con la imposición de más aranceles. De hecho, la alta representante, Kaja Kallas, mantiene un perfil bajísimo y ni siquiera se ha pronunciado sobre este asunto. La presidenta, Ursula von der Leyen, que se encuentra de baja y sin agenda por una neumonía, ha tardado dos días en reaccionar a la polémica y lo ha hecho este jueves con un medido mensaje a través de X (antes Twitter) consensuado con el presidente del Consejo Europeo, Antònio Costa, en el que no citan expresamente a Groenlandia, pero sí aluden a la integridad europea.

“EEUU es uno de nuestros socios más cercanos y estamos comprometidos con fortalecer el vínculo transatlántico. Para la UE es esencial proteger y fortalecer nuestros valores democráticos fundamentales, hacer que nuestra economía sea más competitiva y sostenible, ampliar nuestra red global de asociaciones e invertir más en nuestra seguridad. La UE siempre protegerá a nuestros ciudadanos y la integridad de nuestras democracias y libertades. Esperamos tener una relación positiva con la próxima administración estadounidense, basada en nuestros valores comunes e intereses compartidos. En un mundo difícil, Europa y Estados Unidos son más fuertes juntos”, señalan.

La parálisis a nivel político también se demuestra en el equilibrismo del gobierno comunitario, que tratan de minimizar la amenaza. “Es una cuestión teórica”, dijo la portavoz Paula Pinho, que trató de echar balones fuera para no “elaborar” más el asunto. También pidió que no se comparen las palabras de Trump con la invasión rusa de Ucrania, a pesar de que poco antes de que se produjera en febrero de 2022 tanto en Bruselas como en muchas capitales respondían igualmente que era un asunto “hipotético”.

Lo que sí reconocen en Bruselas es que en caso de una operación militar en Groenlandia, se aplicará el artículo 42.7 del Tratado de la UE, que es la cláusula de defensa mutua. “Si un país de la UE es víctima de una agresión armada en su territorio, los demás países de la UE tienen la obligación de ayudarle y asistirle con todos los medios a su alcance”, establece ese texto. En este caso, además, se da la circunstancia Dinamarca, y la mayoría de países europeos, forman parte de la OTAN, la organización militar pivotada por Washington.

Las “injerencias” de Elon Musk

Y sin haber llegado a tomar posesión, Trump también ha soliviantado a la dirigencia europea por las intromisiones del magnate Elon Musk, que es su asesor, en la política europea al haber lanzado una ola en favor de la ultraderecha con su apoyo a Alternativa por Alemania, por ejemplo.

De nuevo ha sido Macron el que más ha elevado la voz al acusar al dueño de X (antes Twitter) y Tesla de “apoyar una nueva internacional reaccionaria”. “No recuerdo, en la historia de las democracias occidentales que haya habido un caso comparable de injerencia en la campaña electoral de un país amigo”, dijo Friedrich Merz, el candidato de la CDU que parte como favorito para las elecciones alemanas en una entrevista a los periódicos del grupo Funke Media después de que Musk dijera que solo los ultras con posiciones filonazis “pueden salvar a Alemania”. El líder de los liberales y exministro de Finanzas, Christian Lindner, que en el pasado demostró ser admirador del magnate, le acusó de querer “generar caos” y “debilitar” el país centroeuropeo al apoyar a la ultraderecha.

The head of diplomacy and the president of the European Commission also remain silent on this issue. Beyond the surveillance of the operation of the platform through the Digital Services Act (DSA), the European Commission frames the comments of Musk, who has more than 211 million followers on his social network, as freedom of expression. He is one of the advisors to the elected president of the great world power. For the moment, infringement procedures under European digital legislation on disinformation continue, albeit slowly.

Source: www.eldiario.es



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